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a no ser que se padezca de una insuficiencia poética.
Friday, 18 September 2009
Tuesday, 25 August 2009
Saturday, 22 August 2009
Habla
Un día llegó un sapo y se me quedó viendo. Como yo no hablaba y él sólo quería decirme cosas con los ojos, nos quedamos callados. Cuando se fue me di cuenta que se había comido todas mis palabras. Más tarde supe que los martes el sapo da de saltos hasta llegar a los techos de los edificios, donde se reúne con dos golondrinas, un niño taciturno y varias prendas de ropa tendidas y olvidadas. Ahí, por las noches, el sapo canta.
Wednesday, 6 May 2009
Friday, 1 May 2009
Pescadores
Tuesday, 17 March 2009
La despedida
Monday, 16 March 2009
Sunday, 8 March 2009
Tuesday, 21 October 2008
Mañana ya no seré yo
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La claridad no me va, me voy de mi razón, se dijo Pepe una mañana al espejo. Clausuró su inocencia y se dedicó con todas sus ganas a ser un hijo e puta.
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La claridad no me va, me voy de mi razón, se dijo Pepe una mañana al espejo. Clausuró su inocencia y se dedicó con todas sus ganas a ser un hijo e puta.
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Saturday, 18 October 2008
Ahí viene
“Ustedes disculparán, pero tengo que decir que todos los hombres son unos hijos de puta”, dijo Lulú y al siguiente día ya estaba casada. Pasa. Y seguido. Como cuando mi amigo Fausto cortó con su novia, según él para ser más independiente y a la semana se compró un perro, o como cuando hace calor en las ciudades y nadie lo quiere, o como con el frío de los parques, o las mañanas largas o las noches cortas… Pareciera que a veces necesitáramos de contradicciones.
Pero nomás de vez en cuando, miren que es una pasada armar toda una vida entorno a ellas. Mismo yo ahora, que me juré olvidarle, estoy escribiendo sobre ella.
Malditasea.
Pero nomás de vez en cuando, miren que es una pasada armar toda una vida entorno a ellas. Mismo yo ahora, que me juré olvidarle, estoy escribiendo sobre ella.
Malditasea.
Saturday, 11 October 2008
Nicolás y la calle
para un cercano airepolar
Era la calle de Jococitos, en Puerto Vallarta. La noche estaba ya bien entrada. A los costados, fachadas de casas mudas con olor a sueño; sobre la tierra, el piso de piedras bombachas iluminado por las farolas de luz amarilla que, solitarias, meditaban su calma.
Era la calle de Jococitos, en Puerto Vallarta. La noche estaba ya bien entrada. A los costados, fachadas de casas mudas con olor a sueño; sobre la tierra, el piso de piedras bombachas iluminado por las farolas de luz amarilla que, solitarias, meditaban su calma.
En el ambiente flotaban los sonidos: el rumor de las olas, el cante de los grillos (que de un instante a otro se convertían en ranas), los secretos de los novios, el susurro eléctrico de las farolas y el silbido característico del aire en Jococitos, producido por los sentimientos que de día se paseaban en corrientes eólicas.
A todas las voces nocturnas de la calle se le sumó una: los pasos de Nicolás que, con la luz difusa de su imaginación, pasaba escrutando el paisaje. Era casi un fantasma familiar, parecía que él mismo estaba sucediendo en otra parte, un poco ausente . Su paso firme y flotante, sus fuerzas crecientes dentro de su escuálido cuerpo, su mirada profunda, sus cabellos saltando de su cabeza. Caminaba pensando en el lugar más apartado, en un paraje sobre las montañas de fresas dentro del valle del canasto, viendo en abstracciones, con la mirada puesta en las entrañas de las cosas, con el oído montado en un grillo, y ese grillo flotando entre las olas. Nicolás sentía el latir de sus pensamientos en su cabeza, organizando todo como en una sinfonía: ojos, hélices, gatos, figuras alargadas, hilos de luz, poleas, mujeres, caminos de estrellas, ruedas, giros, retornos, realidad, imaginaria, posible, improbable... todo mezclándose para dar paso a la tranquilidad de su incertidumbre.
Nicolás dejó la calle. Las olas, antes murmullo, empezaban a escucharse con claridad y la luz, antes amarilla zumbadora, se tornaba azul estrella. El caminante detuvo su paso, de golpe comprendió la belleza de aquel camino dejado atrás, dio media vuelta, observó fijamente y brindó a la calle palabras de belleza impronunciable.
Su voz subió en espirales, muy alto, tanto que hizo temblar las pocas nubes que había. De tierna emoción la noche se desmenuzó en la más fina llovizna, empapando l e n t a m e n t e todas las cosas.
Nicolás alzó la cara, quiso tragar con su mirada las lágrimas ajenas. Los ojos se le llenaron hasta el borde, sintió como el agua de cielo se le convertía en un cristal infinitamente transparente. Desde ese momento percibió el regalo de la noche, que le obsequiaría la maravilla de poder fotografiar con su mirada las imágenes inenarrables de su imaginación.
Friday, 10 October 2008
Francy
La cita es donde debe ser: en el lugar que desconocemos, donde comienza el encanto.
Lo nuestro es interpretar a dos extraños dispuestos a devorarse.
-Te siento en mi alma.
-Me encantas.
Habrá que ir de nuevo a todos lados para comprobar que no todo lo inventamos, y, si a caso nada sucedió, entonces diría que hemos inventado una buena historia.
Vamos al café y bebámonos nuestros sueños. La cita es donde debe ser.
-Te siento en mi alma.
-Me encantas.
Habrá que ir de nuevo a todos lados para comprobar que no todo lo inventamos, y, si a caso nada sucedió, entonces diría que hemos inventado una buena historia.
Vamos al café y bebámonos nuestros sueños. La cita es donde debe ser.
Monday, 6 October 2008
Reflections
Adivino soy alguien que me busco. Aquí está la cámara que me cuenta que dentro de mi hay algo que vive y muere al mismo tiempo. Soy yo y soy otro, el que ha de ser, el que he de encontrar, soy ese mismo camino que me lleva a mi, soy vereda y pasos que corren desordenadamente y coinciden de vez en cuando, soy una historia doblada, una puerta que lleva a otra puerta que al abrirla se encuentra con la primera. Soy lo más simple, un humano que, para no volverse completamente cuerdo nunca se encuentra.
Friday, 3 October 2008
Amor correspondido, una casa en la playa, el trabajo soñado y el sexo más salvaje
Es tiempo de dormir, dice él y ella no le entiende, o más bien le oye mal. Luces fuera, duermen. A la mañana siguiente él se despierta, siente una mano fría, ella, lentamente y con una sonrisa, se apagó. En su rostro mortuorio se lee paz, un gesto eterno de satisfacción, un anhelo por conservar su alegría. Él lo entiende, le toma la mano, se recuesta, ve al techo y se dice para si mismo: Es tiempo de morir.
Monday, 29 September 2008
Holy Cow!
La Vaca Carlota, más conocido como la Cowgirld, era una habladora.
Jueves, de tarde, todos en la cantina tomaban excepto Carlota. No le hacía falta, era ya bastante deshinibida y atarantada, tal ves demaciado, lo suficiente para retar a duelo a Toro Malo. Error, Toro Malo aceptó de inmediato . El pueblo entero salió a ver lo que seguro era el desenlace de La Vaca Carlota. Torívio, su amnegado esposo, le suplicaba desistiera. Llorando le pedía que se retractara, pero Carlota, además de habladora, era terca. Entre jalones, adrenalina y un corazón que le latía por todo el pueblo, Carlota apartó a su marido, se plantó segura y le dijo con una voz quebrada,
-No temas. Donde pongo el ojo, pongo la bala.
Descanse en paz.
Jueves, de tarde, todos en la cantina tomaban excepto Carlota. No le hacía falta, era ya bastante deshinibida y atarantada, tal ves demaciado, lo suficiente para retar a duelo a Toro Malo. Error, Toro Malo aceptó de inmediato . El pueblo entero salió a ver lo que seguro era el desenlace de La Vaca Carlota. Torívio, su amnegado esposo, le suplicaba desistiera. Llorando le pedía que se retractara, pero Carlota, además de habladora, era terca. Entre jalones, adrenalina y un corazón que le latía por todo el pueblo, Carlota apartó a su marido, se plantó segura y le dijo con una voz quebrada,
-No temas. Donde pongo el ojo, pongo la bala.
Descanse en paz.
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