Monday 29 September 2008

Holy Cow!

La Vaca Carlota, más conocido como la Cowgirld, era una habladora.

Jueves, de tarde, todos en la cantina tomaban excepto Carlota. No le hacía falta, era ya bastante deshinibida y atarantada, tal ves demaciado, lo suficiente para retar a duelo a Toro Malo. Error, Toro Malo aceptó de inmediato . El pueblo entero salió a ver lo que seguro era el desenlace de La Vaca Carlota. Torívio, su amnegado esposo, le suplicaba desistiera. Llorando le pedía que se retractara, pero Carlota, además de habladora, era terca. Entre jalones, adrenalina y un corazón que le latía por todo el pueblo, Carlota apartó a su marido, se plantó segura y le dijo con una voz quebrada,

-No temas. Donde pongo el ojo, pongo la bala.








Descanse en paz.

Thursday 25 September 2008

Alguna vez fui cholulteca

Escojo que Cholula huela a cilantro. Escojo que a sus iglesias les crezcan toboganes para que los niños tengan una buena razón para asistir a misa, que cada domingo los perros callejeros se reúnan a jugar futbol. Escojo a los más tímidos del pueblo para regalar sonrisas, que sean las bicicletas las que den los buenos días, que la música del Zócalo se convierta en el polvo y lo cubra todo, que las vacas sean las reinas de la eterna primavra y que tanto de noche como de día nos acompañe la luna. Escojo la vida, esa que se asoma detrás de los volcanes y se puede sentir desde Cholula.


Tuesday 23 September 2008

El Farolito y su estrella

Para A

El Farolito de la calle se enamoró del cielo. Cada noche, al despertarse, el Farolito se prendía de alegría por ver el manto celeste. Juraba que algún día, dentro de ese océano de puntos, habría de encontrar la que sería su estrella amada. No se cansaba de buscar en el cielo, trazaba rutas imaginarias, repasaba constelaciones que sólo el sabía, pero por más que hacía su cuello largo para ver a lo lejos, el Farolito no veía a quien le entregaría su luz amarilla. Ya cansado, en las últimas horas de la madrugada soplaba su luz al cielo esperando que llegase en forma de beso a su desconocida estrella. Las semanas se iban y los años se iban acumulando. El Farolito se enamoraba más del cielo, pero la que fuese su luz amada no aparecía.

La noche en que encontró a su estrella era una noche como cualquiera en donde la luna vigilaba. Sin grandes expectativas, el Farolito levantó la vista, una Enorme Estrella fugaz cruzaba el cielo. Lo supo en ese instante: ella era su estrella amada. Su resplandor parecía no acabar nunca, brillantísima, de un azul cambiante y libre, linda como las noches de su espera. La Estrella Azul iluminó el cielo por diez eternos segundos y, después, se fue. El Farolito sonrió, se preparó para decir algo con gran elocuencia, pero un segundo después, se fundió.

Sunday 21 September 2008

Visitas de fin de semana

*Para La Lumbre, la pequeña hermana


Un día vino el Jueves a visitarme.
No recuerdo bien si era un viernes o sábado, pero de lo que si me acuerdo perfectamente es que venía acompañado del Miércoles. En fin. Llegaron los dos con ganas de todo. Yo les propuse tomar un par de bebidas felices y ellos aceptaron, así que bebimos alegría y alegría hasta que logramos estar en la hermandad más colorida.

No eran ni las diez de la noche cuando escuchamos que alguien se acercaba, era el Domingo que aparecía con sus pelos parados y sus chanclas de siempre. Se sentó junto al Jueves. Se le veía un tanto preocupado. Nadie se atrevía a preguntarle por qué es que había llegado solo, pues el Domingo había quedado de venir con sus amigos. Fue entonces que el Miércoles rompió el silencio preguntándole por ellos. Con tono de tristón el Domingo nos contó lo que le afligía: Una noche, cenando con Lunes y Martes, el Lunes se quejó de no tener tiempo para nada, les dijo que se encontraba en un constante cansancio y que nadie se preocupaba por él, que esto, y aquello, y que entonces rompió en llanto. Domingo nos contó que las palabras del Lunes les conmovieron tanto que los tres terminaron llorando abrazados, prometiendo de esa noche en adelante velar el uno por haciéndose compañía.

El relato fue interrumpido por carcajadas del Miércoles y Jueves. Se morían de la risa mientras yo no entendía nada. A decir verdad pienso que no era el único sin entender, el Domingo se notaba muy molesto, parecía que él tampoco le encontraba sentido la las risas. Todo fue confusión hasta que el Jueves tomó una pausa en sus carcajadas para contarnos qué es lo que pasaba. Dirigiéndose a todos nos dijo que si el Martes estaba esperando al Domingo para que el Lunes descansara, entonces el domingo debía irse de inmediato porque seguro es que lo estaban esperando.

Fue entonces que el Domingo lo entendió de inmediato, se llevó una mano a la frente y se fue. Yo no acababa de entender. Era una hora inexacta cuando, para el colmo de confusiones, aparecía el Lunes con cara de desvelado diciéndonos que no había descansado nada.

La noche sigue siendo el día


Son las 4 de la madrugada y el cuerpo no obedece al cansancio, el sueño no se asoma ni por equivocación. Se escuchan ruidos en la calle. Afuera, pienso, debe haber una reunión. Me asomo a la ventana: nadie, nada, en cambio, no dejo de oír frases sueltas que parecen venir de cerca. ¿Qué será? Oscuro, sólo palabras. Me toma unos segundos darme cuenta que el ruido viene de dentro, soy yo. No puede ser, de nuevo: Las palabras haciendo fiesta en mi cabeza. Parece ser una gran juerga NO, no ahora, ha empezado a horas nada adecuadas. Ni hablar, a enloquecer o tomar dictado. Lo segundo, comienzo.

Se escucha una voz que desde en medio del jolgorio grita:
¡Cada mañana que se esconde es una noche más de madrugada, salud! En seguida se oyen risas, chiflidos, aplausos, abucheos perdidos, el de la esquina suelta un grito que nadie comprende. Una pareja de frases sueltas que cuchichéan desde la barra decide tomar la palabra, alza sus copas, la golpean con unas llaves y se enfilan a gritar en coro: ¡Que muera la noche en éxtasis de amanecer! Esta vez todas la palabras están de acuerdo, alzan su copa y gritan al unísono ¡Que muera! Corre vino tinto por todas las frases. Fiesta! Alegría! Gritos inteligibles, hervor de emoción. El cielo se va aclarando, supongo querrán ir de after hours. Un pensamiento que desde hace rato veo está tomando de más se acerca a una bella frase de pelo rizado y le dice copa en mano y mirada perdida, No. No dejar no, NO! El anhelo…el anhelo de un soñador es no dejar de despertar en otra fantasía, Hip. La rizada le sonríe chocando su copa mientras una frase pretenciosa llega a interrumpir, aparta a la ebria de la rizada y se dirige con acento galante a esta última El amor es la locura más lúcida que tiene el hombre. La frase rizada se queda muda por unos segundos, acto seguido le da una cahetada y se retira. Camina ofendida, se ha dado cuenta que aquella frase pretendía valerse de Andrés Henestrosa para conquistarla. La fiesta sigue, afuera el sol se impacienta y sale de golpe. Todas las palabras aplauden al amanecer. Un señor frase que sólo toma mate dice por ahí Me gusta levantarme cerquita del buen humor, ese que sabe a desayuno fresco y se escucha en todas partes. Parece que todos escucharon esta última pues una a una las frases van saliendo por la puerta, me imagino a desayunar. Una pareja de frases enamoradas señala al cielo, es de esas mañanas donde la luna extrañamente permanece despierta. Las frases enamoradas se abrazan se besan. La última frase está por salir del cuarto, ve que las frases enamoradas contemplan la luna y les dice No espero mucho de la luna, sólo que me sonría. Amo su cara de medio menguante, y cierra la puerta, se acabó la fiesta.

Saturday 20 September 2008

De rojo a pasear con las palomas

Esta es mi versión de La señora de las palomas, crónica original de Gilda Manso, el Arcángel Mirón.

Thursday 18 September 2008

Con clase



¿Ves a ese señor de allá? Aquel, si, el que parece sacado de un cuento, si ese. Así como lo ves, dicen que es el hombre más culto del pueblo. Y es raro, lo he visto pedir dinero en esta calle.
No se, pregúntale tu. A mi se me hace que mendiga sólo para hacer plática. Ves, ahora lo está haciendo. Mira como sonríe, parece que hasta lo disfruta.
Si quieres le puedes dar una moneda. No, yo no traigo.
¡Ándale, ahí viene! Hazte el loco…


Wednesday 17 September 2008

¿De aquí a donde?


*foto Steve Liss, Time Life Pictures.

Me asombro de mi. ¿Hasta dónde he llegado? ¿Hasta dónde he de permitirme la fascinación por lo improbable?

Lo más grandioso de esta vida, lo único invariable, la muerte. Yo, que me encuentro enamorado de lo que sucede, no pienso invocarla, en todo caso ese es otro dilema, o el mismo, en resumidas cuentas, lo que me ocupa: murió David Foster Wallace.
Su intención, como la de muchos grandes, era la de la expresión , la de soltar tan largamente como se pudiera lo que sentía, un malestar añejo, lo que sentía pues (si no se me cree pido se lean sus entrevistas).
Que nos pareciera inteligente, entretenida o juiciosa, eso se lo debemos a nuestros apelativos, a nuestros juicios. A estas horas pareciera que los esfuerzo trasnochados para comunicarnos el malestar de ser un ser melancólico con perspectivas fatalistas llegaron a valle lleno de nadie. Las ilusiones ensuciadas, manchadas de sin sentido en una perspectiva de precipicio, se quedaron en las novelas y ensayos. En ningún momento trataría de justificarlo. No, no lo pretendo. En todo caso esto es es un eco de lo que siento, tal ves una llamada a mi mismo para no confundir la estética con el juicio moral. Lo que vivimos en ese ente variable llamdo “arte” es una representación, ¡no olvidarlo! Sentir! Sentir! No somos cuentos, vivimos cuentos. No somos novelas, soñamos novelas. No somos ideas maravillosas, somos esa especie que no siempre aprende de sus errores, fasciante.

"Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada", dijo Wallace.

Tuesday 16 September 2008

Los milagros por cumplir



























Mi primer libro fue una Biblia ilustrada. Me encantaba leerla. Bueno, más que leerla me fascinaba imaginarla, pensar en movimiento todas las ilustraciones. Juro que desde chiquito estuve más de una vez en Judea. Si hago memoria no me cuesta mucho recordar cómo es el paraíso o la piedra de los sacrificios o las tablas de Moisés.


Pero había algo que no me cuadraba, me decía: Si es que en verdad todo esto pasó , ¿Por qué es que ahora no suceden cosas mágicas? ¿Cuándo fue que nos abandonó la fantasía? Me preocupaba la vida diaria, las calles, el camino a la escuela, la gente... hacía mucho (
2000 años?) que ya no pasaban cosas maravillosas. En ayeres era un gordito lleno de ilusiones y ciertamente me faltaba perspectiva para poder interpretarlo todo como una bella metáfora. Pero vamos, ¡Era un niño! Malo hubiera sido que no encontrara la magia.

A más de 20 años de aquella Biblia ilustrada sigo esperando a que vuelva la magia. Algún día podré ver que el mar se parta en dos. Ah, eso si, ya no poseo la misma la ingenuidad, no pienso esperar sentado, mientras aguardo he decidido buscar yo mismo en las historias. Por eso, y por otras cosas, hoy me doy la bienvenida.

Buenos días tengan todas las maravillas!